Ilustración de Kareena Zerefos |
Entrevista a Fiona Apple realizada por Carrie Battan. Pitchfork.
Metida en la esquina más alejada de un pequeño bar del Hotel SoHo Grand en Manhattan, Fiona Apple charla de manera franca y calmada sobre temas incómodos, cosas que, por lo general, la gente se guarda para sí misma. Como si quiere o no tener niños. O sobre relaciones pasadas. Su peligroso nacimiento. Los límites de la empatía humana. La soledad. El Trastorno Obsesivo-Compulsivo. La muerte. Sólo cuando su mánager de toda la vida, Andy Slater, se asoma para recordarle que tiene una sesión de fotos, parece preocuparse.
"Estoy bien con todo eso hasta que la gente es cruel", me dice. Ella continua, explicándome su definición de "cruel" en el contexto de un ciclo de prensa para presentar el disco. Recuerda una sesión de fotos para una revista de moda, donde al principio se le dijo que debía posar descalza hasta que los fotógrafos vieron sus callos. La sesión había sido programada para que durara hasta las 20:00 horas. "Les dije que me quedaría hasta las ocho sólo si enseñaban mis pies en la revista para que otras chicas vieran mis callos y no se sintieran mal por los suyos. De repente, ya no necesitaban que estuviera ahí hasta las ocho".
Protesta cuando Slater le dice que necesitan nuevas fotos promocionales para su cuarto disco, el primero en siete años. Ella replica que se ha hecho algunos selfies para que los utilice la prensa. Me imagino rápidamente lo que ocurriría si Epic Records fuera a distribuir fotos de móvil al estilo de Myspace de Fiona Apple. "Las revistas necesitan fotos más grandes y con mayor resolución", le informa Slater gentilmente. "¡Las revistas no son tan grandes!", contesta Apple con brusquedad.
"The Idler Wheel" es su disco más elemental, y su instrumentación de andar por casa es magníficamente difícil; puños cerrados, confesiones febriles, y unos infartantes acordes menores que amenazan cada melodía cálida. Y, a sus 34 años, la energía de la cantante está tan fuertemente enroscada al núcleo de las emociones humanas como lo estaba durante la época de Tidal, en 1996. Parece seguir tan atada al sentimiento puro que no gasta ninguna energía en los asuntos prácticos o de logística del mundo que le rodea (conducir un coche, usar una red social, echarse una foto para la portada de una revista...). Es casi imposible imaginarla consultando su correo electrónico u ordenando su calendario. Puede que por eso su regreso sea tan emocionante: está dando a los oyentes una sacudida muy necesaria desde la desensibilización de la tecnología y la fragmentación infinita. Ella siempre es del momento porque no puede apartarse de él.
Hay un montón de alusiones a la niñez en tu nuevo disco. Cantas "Finjamos que tenemos ocho años haciendo novillos" y "Puede que necesite un acompañante". ¿Es para ti un buen lugar la niñez?.
Me gusta volver a la niñez. Justo antes de que hiciera el disco, me deprimí pensando
en cuando era pequeña. Solía encantarme hacer cosas. Serías incapaz de llevarme a la fuerza a comer porque siempre estaba escribiendo una historia o cosas así.
Siempre he dicho que no quiero tener niños. Pero ahora mismo, arriba, en mi hotel, tengo libros sobre el cuidado de los hijos. Tenía uno de expresiones faciales en bebés y lo que significan que le regalé a la mujer de David Blaine, Alizee. El libro que tengo arriba se llama "El Aprendizaje de la Felicidad". No quiero un niño en absoluto, pero lo que hago es como una ingeniería inversa conmigo misma: dirigiéndome y educándome a mí misma.
¿Te han traído esos libros alguna revelación de tu propia niñez?
Sí. Puede que suene a locura, pero hace años, mi madre me dijo: "Casi nos morimos cuando naciste. Las dos". Dos semanas antes de que saliera de cuentas, ella y mi padre se estaban peleando por teléfono. Él estaba en Boston, y no eran muy felices. Ella me dijo: "Estaba cambiando de sitio los muebles y quería que él estuviera para ayudarme a empujar el sofá. Estaba tan furiosa que lo empujé yo misma y sentí algo extraño. Estuve dolorida un par de semanas". Su peritoneo (que es la película que mantiene todas las vísceras en su sitio) se había desgarrado, sólo un poco.
Fui un bebe de cesárea, y el médico que me asistió en el parto me dijo más tarde: "Abrí a tu madre y tú estabas justo allí. Me quedé helado porque todo estaba roto y fuera de su lugar". He pensado mucho en eso. Podría tener algo que ver con el hecho de que sólo sea feliz cuando estoy sola y en casa. Quizá estuve volviéndome loca durante dos semanas antes de nacer, sintiéndome realmente insegura. Solía darme un escalofrío si pensaba en los globos de helio, porque me aterrorizaba salir volando. Puede que sea una ridiculez, pero es algo que he pensado leyendo esos libros.
Otra cosa sobre los niños: Hace años, me planteaba si quería tenerlos o no. Me preguntaba si de verdad no quería tenerlos o si sólo me preocupaba no ser capaz de anteponer sus problemas a los míos. Así que me ofrecí como tutora voluntaria en el centro de terapia ocupacional de UCLA, donde hay un montón de niños con autismo y trastorno obsesivo compulsivo y problemas emocionales. Fui allí para poder estar rodeada de un grupo de niños que dirían cosas que herirían mis sentimientos. Solo quería probarme a mí misma que no podía derrumbarme y llorar por todo, y que podía ayudar a alguien. Una de las cosas que más recuerdo es cuando los llevamos a dar un paseo fuera del hospital alrededor del campus. Se pusieron como locos mientras esperábamos al ascensor. Recuerdo al tío del ascensor murmurando: "Las transiciones son lo más difícil". Y yo me dije a mí misma: "Las transiciones siempre son lo más difícil".
¿Has estado especialmente recluida desde que publicaste el "Extraordinary Machine" hace siete años?
Diría que he estado recluida los últimos 34 años. Ese era mi gran proyecto de pequeña, no ir al colegio. Me he entrenado mucho a mí misma para enfermar de forma psicosomática. Hasta la fecha, si voy a Largo (que es un sitio en el que me encuentro muy cómoda) le digo a mi hermano: "Tengo estómago de concierto", que es como una gripe. Cada vez que salgo, es algo con lo que tengo que lidiar, incluso cuando voy al supermercado. Si se supone que voy a irme de un sitio a otro que no me resulta igual de agradable, normalmente no voy.
¿No vas a ninguna parte?
Sigo sin saber conducir. No voy realmente a ningún sitio, excepto a Largo. Mi hermano me lleva. Doy paseos por mi vecindario pero no camino a ninguna parte. Quiero volver a la Costa Este. Me gusta Venice, pero Los Ángeles es horrible. Me suicidaría si tuviera que mirar por la ventana y ver algunos sitios de Los Ángeles cada día.
¿Qué te ha retenido allí durante tanto tiempo?
Mi perra Janet, que ahora tiene 13 años. Está bastante enferma y morirá pronto. Tiene la enfermedad de Addison y es muy grave, así que no quiero moverla. Nunca me ha tenido que pedir que la saque a hacer pis porque siempre ha habido un jardín y una puerta para perro. Esto va a sonar morboso, pero, cuando no estoy con ella, finjo que ya ha muerto. No me la puedo llevar de gira y eso me entristece mucho. Ella es la relación más consistente de mi vida y siempre seguirá conmigo. Pero me gusta la idea de fingir que está muerta porque, así, cuando lo esté de verdad, puedo fingir que está en otra habitación. Sólo difumino la linea que separa una cosa de la otra. Estoy esperando a que muera.
Es raro no tener compañía ni nadie con quien hablar. Ahora mismo, tengo dos peces dorados en mi habitación de hotel. Me dijeron: "Si quieres algo de compañía, podemos traerte un pez dorado". Y yo dije: "¡Traedme un pez dorado!". Tengo dos porque cuando necesité que cambiaran el agua me trajeron otro. Y yo me puse en plan "¡Nos os llevéis a Desmond!".
¿Lo llamaste Desmond?
No sé por qué. El nuevo no tiene nombre, pero Desmond no iba a ir a ninguna parte. Son geniales. Van hasta el fondo de la pecera cuando acerco mi cara hasta ahí, como si me estuvieran besando.
En este momento, tienes 34 años y estás cantando sobre el escenario algunas canciones muy intensas que escribiste cuando eras adolescente o estabas cerca de los 20. ¿Aún te identificas con ellas?
Haciendo este disco me jodía a mí misma escribiendo todas esas canciones cuando estaba furiosa y dolida. Ahora, para poder vivir, tengo que revivir esos recuerdos todo el tiempo. Cuando empieza la canción, es como si te emborracharas y no pudieras evitarlo. La habitación empieza a dar vueltas. Pero después te despiertas y estás bien. Cuando salgo de la canción, estoy fuera de ella.
¿Cómo ha sido cantar otra vez delante de tus fans?. Estando entre el público, me ha sorprendido lo emocionales que son los espectadores.
Ahora, en mis peores momentos, pienso en la gente que viene a los conciertos. Sigo poniéndome triste y a veces me da la sensación de que no tengo amigos, pero cuando me ocurre, pienso en esa gente cuyos nombres y caras desconozco. Son mis amigos y me quieren. Los he conseguido. Esa es mi verdadera salvación. Sigo sintiéndome incómoda, pero esto es lo único a lo que me puedo aferrar en mis peores momentos.
Creo que he mejorado en los conciertos porque estoy mucho más cómoda con las pausas entre canción y canción. Ahora, en vez de intentar decir algo o cambiarme de ropa, uso esos momentos para mí misma. Escucho lo que están tocando los otros, o simplemente descanso, o bailo, aunque no sepa hacerlo. Me alegra haber dejado de sentirme avergonzada en el escenario.
¿Qué te avergüenza?
Oh, en realidad, todo lo que hago y todo lo que digo. Durante muchos años fui una bebedora empedernida, pero la gente no lo sabe porque siempre estoy sola. Hace poco, estuve unos 8 o 9 meses sin beber, y descubrí que el alcohol cuadruplicaba los momentos embarazosos; esos momentos en los que vas borracha y dices algo de lo que te avergonzarás al día siguiente. Pero bueno, ahora sí que voy a echar un trago.
Recientemente, actué con la Watkins Family Hour en Largo y me estaba preparando para una canción. Estaba buscando que saliera toda la emoción, era algo serio. Y no me dí cuenta de que el increíble Paul F. Tompkins presentaría el concierto y haría bromas entre canción y canción. Se acercó e intentó bromear conmigo, y le dije, sonando muy zorra: "Yo no hago eso". Pero es que simplemente me salió así. Lo que quería decir era: "No sé cómo hacer eso y no sabía que íbamos a ser graciosos". Y eso me dolió durante semanas porque vi que había sido muy brusca. No parece para tanto, pero me sentí muy avergonzada.
A menudo pienso en algo que dijiste en una entrevista hace pocos años: "Experimento todo lo que me sucede de manera muy intensa. Lo siento muy profundamente". Has hablado mucho sobre respetar todo el espectro de sentimientos. ¿Sigues pensando así o te has endurecido?
He ido de aquí para allá y me he salvaguardado de endurecerme. Hay una canción en el nuevo disco, "Left Alone", en la que digo: "Ya no lloro cuando estoy triste". Fue una época en la que no sentía nada. Era terrible. A veces es bueno crearse un caparazón, para cosas de la prensa, por ejemplo. Pero cuando escucho a la gente decir que no quieren un perro porque tuvieron uno de pequeños y se murió, o que no quieren enamorarse porque se sufre demasiado, me dan ganas de decirles: "Que os jodan".
Creo totalmente en el hecho de ser ingenuo y tener muchas esperanzas cuando conoces a alguien. Más o menos, puedo rehacer mi ingenuidad o mi estupidez. Me cabrea pensar que estamos condicionados para apartar las sensaciones malas y para pensar que hay que evitar todo lo que sea incómodo. Hoy en día, cuando las cosas están realmente mal, reconozco el valor que hay en eso porque soy yo cubriendo mi cuota. Va a permitir que, después, sienta mi alegría con más intensidad.
El peor dolor del mundo es la vergüenza. He desperdiciado mucho tiempo intentando no hacerle daño a nadie, pero es imposible vivir la vida y no herir a la gente. Hace muy poco, hice algo de lo que no estoy nada orgullosa, y me horrorizó. Pensé: "Soy una persona jodidamente mala". Pero me di cuenta de que salió algo bueno de eso, porque ahora soy mucho menos crítica con otras personas. Todo te puede hacer más compasivo si lo utilizas para que así sea.
¿Cuál fue el catalizador de este disco?. ¿Una necesidad interna de catarsis o alguien animándote a hacerlo?.
Nadie me animó. A otros puede cabrearles que a su compañía de discos no les importe una mierda si sacan un álbum, pero yo estoy muy contenta de que Epic no lo hiciera, porque sólo conseguirían que me fuera y que no quisiera hacer nada. Si la gente se pone en plan "tienes que salir con algo", sería como si me estuvieran diciendo que cagara. Aunque me digas que lo haga, no puedo.
O sea, estás diciendo que tu música es una mierda.
Es mi metáfora del día. El disco es la materia que necesitaba sacar hacia fuera, es el excremento de mi vida, el excremento que estuve intentando exorcizar de mi interior.
Reconozco que hay una canción en el álbum que escribí a toda prisa porque alguien se rió de mí por no escribir. Uno de mis amigos me dijo: "Pues claro que no estás escribiendo". Así que me puse en plan "La próxima vez que nos veamos, tendré una canción nueva". Escribí "Criminal" en 45 minutos cuando todos se fueron a comer porque tenía que sacar un hit. Puedo forzarme a hacer el trabajo, pero sólo si alguien está encima de mí.
En el nuevo disco hay mucha instrumentación heterodoxa (percusión estrafalaria, sampling...). ¿Qué te hizo tomar esa dirección?.
La primera noche de grabación con Charley [Drayton], dimos una vuelta por una fábrica de botellas. La puerta estaba abierta y se podía escuchar una máquina funcionando. Los dos llevábamos nuestras grabadoras encima y estuvimos de acuerdo en que ese sonido pegaba con la canción de "Jonathan". Juan, el tío que hacía el turno de noche en la fábrica, nos dejó pasar y grabar el ruido de la máquina.
Aquel fue el momento en el que dije: "Oh, no estamos haciendo demos, va a ser así. Charley y yo vamos a grabar ahora mismo". Y entonces, empezó la diversión. En "Anything We Want", había estado tocando esa estúpida tubería en directo, pero, en realidad, ese sonido salió de mí sentada en el escritorio con un par de tijeras, una lata llena de corteza cedro quemada y un vaso de plástico. Estuve dando golpes a todo con las tijeras y el cedro volaba por todas partes.
En todo el tiempo que llevo en la música, mi instrumento favorito es la batería. Tengo un gran recuerdo (y no suelo tener muchos de ese tipo) de ir a ver la película "Tap", con Gregory Hines. Durante una escena, él está en la cárcel, y hay agua goteando, y se pone a bailar claqué. Me gusta esa sensación de "aquí mando yo, puedo hacer lo que quiera".
¿Qué me dices del sonido de gritos infantiles en "Werewolf"?. Parece que salieran de la nada.
Escribí esa canción mientras estaba en el apartamento de Harlem de mi madre. Donde quiera que hubiera una tele, la ponía en el canal TCM. Siempre la tengo encendida, mientras duermo...etc. Estaba grabándome por primera vez tocando la canción, y estalló una batalla en la película que estaban poniendo. La gente disparaba y gritaba. Me gustó, pero no podía utilizar el sonido de la película, así que me pasé todo el año siguiente intentando recrear ese sonido. Fui a San Francisco por Halloween y estuve saliendo en carrozas y grabando a la gente que gritaba. Pasaba junto a una multitud borracha y les decía: "¡Hey, gritad!". Pero siempre sonaba muy tonto.
La primera mañana que estábamos planeando grabar, acababa de salir de la ducha cuando oí a todos esos niños gritando (hay una escuela frente a mi casa de Los Ángeles). Fue como: "Oh, mierda, eso es". Me puse lo primero que pillé, sin darme cuenta de que eran un par de pantalones que iba a tirar porque están rotos por el culo, y salí corriendo, medio vestida y con mi grabadora en la mano. Me planté allí mirando a todos esos niños con pinta de loca. Estaban saltando con globos entre las piernas, intentando hacerlos estallar. En la canción final, tuvimos que quitar el sonido de los globos explotando porque parecían disparos. Pero fue perfecto.
¿Puedes hablarnos del significado del título del nuevo disco?. No es "When The Pawn...", pero sigue pareciendo un trabalenguas.
Se me ocurrió súper rápido. Después de pasar toda la noche de la fecha límite despierta, me vino justo después de amanecer. No me dí cuenta de que la gente se pondría en plan "oh, mierda, otro poema", simplemente salió así. Lo siento.
Si lo piensas, la tuerca tiene un trabajo y siempre está intentando cambiar cosas. Pero la rueda está ahí y tiene un efecto enorme en el engranaje; la rueda conoce la máquina mucho mejor que esa cosa que está realizando una única tarea.
En cuanto a la segunda línea del poema, había leído sobre cables en un libro de náutica que tenia mi último novio. Leí que cuando las cuerdas se desgastan en el mar, puedes reparar las puntas deshilachadas con cables, que son muy resistentes. Esto va directo al tema de la paternidad. Si tuviera un hijo y tuviera que elegir entre enseñarle a evitar los problemas o salir de ellos, le inculcaría esta última opción.
Nunca habías utilizado el nombre de un novio antes, pero en este disco tienes una canción que se llama "Jonathan". Supongo que va sobre Jonathan Ames.
Sí, porque es un buen tío. La hice (y lo digo del modo más afectuoso) porque le encanta recibir atención. Me había ido a Nueva York tres meses para escribir y asistir a clases de percepción visual en la New School. Estaba sentada en el piano y empecé a escribir una pieza musical que me recordaba a Jonathan porque es muy extremo en cierto modo. Es desternillantemente tranquilo en el día a día, pero cuando está sobre el escenario, o entusiasmado con un grupo de gente, es vergonzosamente pomposo. Así que le dije algo así como "hey, estoy componiendo esta música y me recuerda a ti", y me preguntó: "¿Lleva mi nombre?". Así que pensé: "Lo haré por él". Pero luego rompimos.
Un día me llevó a Coney Island, a donde va con todas sus chicas. Estábamos en el metro y yo había estado pensando mucho en la muerte (él no lo sabía en ese momento porque nos acabábamos de conocer). Nunca me suicidaría, pero puedes dejarte morir. Pero pasé ese día tan bueno con Jonathan. Es una persona muy comprensiva, muy imparcial, muy amable. Puedes decir o hacer lo que sea y jamás te hablará mal. Si estaba siendo una gilipollas y él me ponía en evidencia, yo empezaba a sonreír en plan "¡Bien!. Estoy siendo una gilipollas". La canción es un testimonio del poder de la amabilidad de Jonathan Ames.
Siento curiosidad por tu relación con internet. Es verdaderamente difícil hasta imaginarte usando un ordenador.
Últimamente, puedo pasar mucho tiempo en internet como sustituto de la televisión. Esa es una de las razones por las que no soy una buena novia; no puedes sentarte conmigo y ver una película. Odio estar atada a algo. Así que cuando veo la tele, y no está puesto el TCM, voy cambiando de canal y veo toda la información que hay. Internet es perfecto para eso, y es la razón por la que no quería tener un ordenador la primera vez. Pensaba: "Si tengo un ordenador y lo sé todo sobre Google, no voy a ser capaz de quedarme quieta un segundo; pensaré en algo y entonces tendré que buscarlo". Nunca me he comprado un ordenador o un teléfono, pero los chicos de mi vida sí que me los han comprado, por la razón que sea. Así que ahora los tengo.
¿Qué haces cuando estás online?.
Me gustan las galerías de fotos. El New York Times las tiene, y ahí es por donde puedo empezar. Después miro cualquier cosa, tonterías. Incluso la mierda de la alfombra roja aunque ni siquiera sepa quién es esa gente. Hace poco, estaba mirando una galería de los más elegantes de una especie de entrega de premios para niños. No conocía a nadie, pero parecían muy importantes.
¿Hay ahora mismo algún artista contemporáneo cuya música o carrera estés siguiendo?.
En realidad no escucho música. Probablemente me esté quedando desfasada, pero no quiero saber lo que otros están haciendo. Nadie es lo suficientemente fuerte para no dejar que te influyan. Y no utilizo la palabra "influencia" como sinónimo de "copia". Me influirían porque no querría hacer lo que alguien está haciendo ya. Incluso cuando era pequeña, la única artista contemporánea que escuchaba era Cyndi Lauper. El resto era Harry Belafonte y Carmen Miranda.
Con tu regreso y las muestras generalizadas de entusiasmo hacia "The Idler Wheel", los fans se han vuelto territoriales, con argumentos sobre a quién le gustas desde hace más tiempo o de manera más genuina. ¿Te asusta la división que hay entre el mainstream y el indie en la música contemporánea?.
Ni siquiera sé cómo interpretar ese concepto. ¿Cómo luchas contra eso?. Suena como si los Munchkins (agujeros de donut que venden en Dunkin' Donuts) estuvieran luchando contra los Caramelos de Limón sobre quién va a entrar en el puente de golosina. Es algo imaginario. ¿Por qué no puedo ser yo misma?. Me molesta mucho cuando la gente describe la música en plan "es como un cruce entre esto y aquello". Detesto esa mierda.
Cuando vine hace poco de París, el tío de la aduana quería saber, por alguna razón, qué tipo de música hacía. Yo le dije algo así como "realmente me gustaría complacerte para que no me retengas aquí, pero no tengo una respuesta para eso". No quiero ser una de esas personas que afirman odiar las etiquetas, pero es así. Incluso siento que estamos equivocados con todo eso de la homosexualidad y la heterosexualidad. Hay un espectro. Todo el mundo es completamente diferente. Algunas personas están a un lado del espectro, algunas están en el otro extremo, y algunas están entre ambos. John es John. Joey es Joey.
Quizá esa sea la razón por que la sigues llegándole tanto a la gente. Todo se ha sobreclasificado, pero tú pareces existir fuera de todo eso de manera genuina.
Lo tomaré como un cumplido y estaré orgullosa. Las categorías son sandeces para mí. Entiendo que ayuden a la gente a organizar sus pensamientos, pero con eso no se puede llegar muy lejos.
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